Ramon Lopez. Jazz Drumer & Artist

AGUSTÍ FERNÁNDEZ, BALDO MARTÍNEZ & RAMÓN LÓPEZ

TriEZ

2010 - UNIVERSAL 0602527432441
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  • 1. ANÒNIM (DAVID MENGUAL) • 5:25
  • 2. UNOS POR OTROS (BALDO MARTÍNEZ) • 4:44
  • 3. LOCURA OTOÑAL • 3:50
  • 4. SOLTANDO LASTRE • 2:38
  • 5. LONELY WOMAN (ORNETTE COLEMAN) • 8:40
  • 6. BELLE DE JOUR • 3:38
  • 7. BHIMSEN JOSHI (RAMÓN LÓPEZ) • 10:49
  • 8. PASIÓN INTACTA • 4:00
  • 9. MBIRA OF THE SPIRITS (RAMÓN LÓPEZ) • 8:39
  • 10. UNA SOMBRA EN LA SOMBRA • 2:27

PRESS NOTES

JAZZ MAGAZINE
LUDOVIC FLORIN / JAZZ MAGAZINE N° 622 FEVRIER 2011 ★★★★

Coup sur coup, les disques d'Agusti Fernandez nous arrivent et nous enchantent. Après "Morning Glory" (JM n°621), voici "Triez". Précisons toutefois qu'il s'agit moins du titre d'un disque de Fernandez leader que du nom d'un groupe d'improvisation collective. La démarche musicale repose donc sur de la libre improvisation plus ou moins idiomatique. L'histoire de cette approche - qui partirait du fameux Intuition de Lennie Tristano, passerait par Paul Bley puis Ornette, Motian, Jarret, Pieranunzi et autres - reste à faire. Et puisqu'en espagnol le suffixe "-ez" signifie "fils de", la filiation de ce Triez (fils de trio) est ainsi établie. On comprend alors pourquoi cette musique ne sonne pas comme une table rase, et s'ancre dans une certaine tradition de la liberté. L'exigence reste toujours celle de l'expressivité, d'une beauté plastique faite de mesure et d'une "pensée cohérente collective", selon les termes des protagonistes. Parfois un thème sert d'amorce aux pièces, mais dans la majorité des cas c'est le saut dans le grand inconnu, entre le free et la pratique commune du jazz. Le résultat final convainc et séduit de bout en bout, grâce à une variété des conduites, une imagination qui semble sans bornes - bien que référentielle - et une qualité de chant très inspiré (y compris le batteur bien sûr, cf. Bhimsen Joshi). Décidément à suivre !

CUADERNOS DE JAZZ
CARLOS SAMPAYO 2010 ★★★★★

Esta música es un desafío para quien osa reseñarla y una auténtica y sencilla delicia para quien la escucha. Composición, improvisación y acuerdo de grupo, sería la fórmula, el oyente pone el resto. El resultado es pura belleza que no gira alrededor de ningún eje. Belleza combinada y en equilibrio. Sería un error tratar de colocarle un género y, ateniéndonos a Alex Ross (El ruido eterno) podemos repetir que los géneros no existen cuando hay atributos intrínsecos. ¿Quién puede decir que Lonely Woman de Ornette Coleman es jazz, no-jazz, free jazz? Esa composición, a título de ejemplo, es una inclusión “lejana” en esta obra, compuesta de temas interiores y meditados. Tres músicos fundamentales en el panorama contemporáneo nos brindan algo así como una nueva fundación de sonidos. Es nada menos que la función que esperamos de los grandes creadores, a quienes exigimos siempre más y más. No sobra decir que la resolución sonora, la grabación propiamente dicha y el procesado, es de gran calidad.

ALLABOUTJAZZ.COM
ANTONIO ALVAREZ BARTHE / NOVEMBER 2010

Primeras figuras del jazz de vanguardia europeo, con largos y brillantes currículos tanto como líderes como al servicio de diferentes maestros de la música improvisada en varios continentes, Agusti Fernandez, Baldo Martinez y Ramon Lopez debutaron como trío bajo el explícito nombre de TriEZ en el Festival Jazzycolors de París en noviembre de 2006. La excepcional calidad de los numerosos conciertos ofrecidos desde esa fecha habían abierto el apetito del aficionado por un grabación de TriEZ, pero hubo que esperar hasta abril de 2009 para que el trío se decidiera a entrar en un estudio y casi otro año y medio más para que el producto de esos tres días de trabajo en la primavera de Girona viera la luz.
En las jugosas notas que acompañan al CD se consigna que Agustí Fernández considera que el repertorio que interpretan es una mera excusa: "Lo que importa —dice— es la manera en que tocamos, cómo escuchamos, cómo reaccionamos...." Esas palabras de Fernández son probablemente un ejercicio de falsa modestia o una petitio benevolentiae, pero interesa prestarles alguna atención. Efectivamente, lo que más llama la atención al escuchar este disco es la perfecta comunión entre los tres intérpretes, a los que se diría casi animados por la pasión de acercarse al misterio de la Santísima Trinidad: que tres personas distintas formen un solo ente verdadero. Cualquier consideración sobre el virtuosismo que despliegan —innegable, los tres andan sobrados de recursos técnicos— es accesoria; lo esencial es la generosidad pasmosa con que interactúan, la riqueza del diálogo, la unidad de propósito. Dicho esto, las diez piezas que integran el disco son cualquier cosa menos una excusa. Desde luego no lo es "Lonely Woman": de la misma manera que Hans von Bülow se enfundaba siempre guantes negros para dirigir la Marcia Funebre de la Tercera de Beethoven, un músico de jazz no se puede acercar al clásico de Ornette Coleman, una de la melodías más hermosas y perturbadoras del siglo XX, sin el mayor respeto y sin la voluntad sagrada de ahondar en el enigma de esa mujer solitaria. Con una exposición exquisita del tema por Agustí Fernández sobre la percusión inquietante de Ramón López y un cierre pleno de intensidad expresiva, TriEZ está a la altura del desafío.
Las otras nueve piezas, cinco debidas al trío al completo, dos a Ramón López, una a Baldo Martínez y "Anònim," el bello título que abre el disco, a David Mengual, desmienten una a una la modesta aserción de Fernández. Son todas ellas composiciones con sustancia, en las que predomina el tono lírico que, por citar algunas referencias obvias al hablar de Fernández, Martínez y López, emparentan a TriEZ más con el trío de Marilyn Crispell con Gary Peacock y Paul Motian (Amaryllis, ECM, 2000) que con, por ejemplo, el Feel Trio de Cecil Taylor, William Parker y Tony Oxley (Celebrated Blazons, FMP, 1990), aunque también hay atisbos de la ferocidad rigurosa que es marca de las tres casas en piezas como "Locura otoñal" o "Pasión intacta." Merecen particular atención los dos únicos números medianamente largos de un disco de una concisión destacable: "Bhimsen Joshi" y "Mbira Of The Spirits," auténticos festines para quienes saben apreciar la tornasolada riqueza de las percusiones del insigne Chevalier des Arts et des Lettres (ningún país como Francia para honrar a los grandes artistas) Ramón López.

EL CLUB DE JAZZ.COM
CARLOS PEREZ CRUZ / 2010

Agridulce. Se me viene a la cabeza de primeras este adjetivo mientras paladeo con inmenso placer auditivo el primer encuentro discográfico de los tres nombres que, por distintos motivos, forman (para mí) la delantera del Jazz español en este país: Ramón López por su increíble libertad y gloriosa locura como improvisador gestionada desde el "exilio" parisino; Agustí Fernández como compendio de los lenguajes pianísticos más experimentales del siglo XX (y XXI, claro); Baldo Martínez por haber mostrado otro posible Jazz folclórico en España más allá del Flamenco-Jazz. Evidentemente lo dicho es una pincelada somera y reduccionista de unas trayectorias personales llenas de matices que para los aficionados son un manjar casi inabarcable, siempre enriquecedor. Por fortuna hay cantera haciendo música muy notable pero los tres, que viven en la década de sus cincuenta (Ramón ingresará en ella en agosto del año que viene), están en el momento de sentar cátedra con su música. No por vanos virtuosismos sino por justamente lo contrario: por saber de dónde quitar excesos para quedarse (y quedarnos) con lo fundamental y hacer Música.
Decía agridulce el regusto que me deja este disco no por la música (excelente) sino por el futuro que le adivino a su difusión. Seré breve con mis dolencias dado que merece más hablar de la Música que de sus avatares. El disco fundacional del trío entra en el catálogo de Universal (a través de su filial Emarcy) pero no siempre son las multinacionales las mejores difusoras de sus productos "menores". Por otro lado la música está a tal nivel que el trío es, sin duda, carne de exportación internacional (tal como está ahora la economía España ¡¡¡necesita exportar!!! ¡¡¡¡Que el Arte rebaje nuestro déficit fiscal!!!!) pero me temo que, como siempre, en tierras ibéricas pasará inadvertido fuera de los círculos de la causa. Y ya no lloro más (podría). Hablemos de Música.
Cinco improvisaciones colectivas, dos partituras de Ramón López, una de Baldo Martínez y versiones de Lonely Woman de Ornette Coleman y de Anònim de David Mengual son el material que nos proporciona su paso por el estudio de grabación. Resulta cuando menos curioso que no aparezca la firma de Agustí Fernández (experimentado compositor) pero no resulta relevante, máxime cuando estamos ante un trabajo en el que impera la improvisación y en el que las composiciones, al margen de las versiones, son más bien ambientales y abiertas (casos deBhimsen Joshi y Spirit of the mbira de Ramón López) o rítmicas (la fragmentaria Locura otoñal de Baldo Martínez). Priman las texturas y los juegos sonoros (con el ya tradicional tratamiento percusivo y arpístico de las cuerdas del piano; también se percuten las del contrabajo) sobre las estructuras y hay tanto espacio para un cierto lirismo intimista - que tan brillante resultara en el Aurora de Agustí con Ramón López y Barry Guy en 2006 - como para un lenguaje más nervioso y obsesivo. En esta última línea se encuentra la Pasión intacta que surge de la libre improvisación colectiva que, sin embargo, tiende por lo general a una mayor contención, a una tentativa más o menos melódica y atonal, especialmente lograda en la bellísima Belle de Jour en la que el piano de Agustí guía melódicamente mientras Baldo responde con un precioso y (muy) cálido sonido del contrabajo. Ramón, que ha hecho la llamada introductoria con los tambores, va construyendo una estructura rítmica con la tabla india (más el apoyo colorista de los platos) que va y viene hasta desvanecerse en un ejercicio de sutileza que impregna esta maravilla.
La experiencia con la música india (y en la India) de Ramón López hace tiempo que enriqueció su sonido (en este disco con homenaje incluido al octogenario cantante Bimshen Joshi) así como su experiencia con la música africana (y en África) con Joachim Kühn y Majid Bekkas (con dos ediciones discográficas y en espera de una tercera ya grabada) que nos ha permitido otro momento mágico en este disco con Spirit of the mbira en el que incorpora la mbira (o kalimba, quizá su más conocida denominación), un instrumento de láminas que se pulsan con los dedos sobre una caja de resonancia que en este caso cuenta con el "arpa" de Agustí como marco sonoro en una primera parte que suena a nana (también Baldo acompaña discretamente dándole sentido armónico a la música) hasta que, de pronto, tras detenerse, se establece un juego rítmico con tres niveles: el de un excitado, percutido y rasgado contrabajo de Baldo y el del piano de Agustí Fernández que percute igualmente con cada vez mayor nervio hasta casi retirarse cuando Baldo toma el arco. El tercer nivel lo trabaja Ramón López sobre los tambores con una insistencia circular aparentemente disociada de sus compañeros.
Hay muchas más aristas y rincones dignos de atención en este primer disco de TriEz pero, por encima de todos ellos, permanece el placer que una escucha exigente (audición activa y atenta) proporciona y en la que resuenan e identifican las identidades de tres músicos díscolos e inconformistas que se han encontrado en un momento muy oportuno de sus carreras.

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